Juan Serna Martín —
Hubo una época en la que las cajas rurales ―entidades asociadas al Banco de Crédito Agrícola― podían haber jugado un gran papel a la hora de evitar el dominio ―casi monopolio― que ejerce la banca privada en cuanto al control del ahorro y el crédito en nuestro país. Boyer y Solchaga, apoyados por González, se encargaron de evitarlo mediante aquel engendro al que llamaron “Argentaria” con el propósito de dejarle el campo libre a una banca privada, que era de la que ellos procedían. Finalmente, los conflictos y la dispersión de las cajas rurales se produjeron, que era lo que querían estos dos “genios” de la economía española, junto con su jefe de gobierno, ese que ahora da lecciones tanto a Pedro Sánchez como a la opinión pública española ―jaleado por la prensa de derechas― acerca de lo que le conviene y no le conviene a nuestro país sin el menor sentido del ridículo.


Solo algunas cajas rurales han resistido como han podido el temporal. En Extremadura tenemos dos: una de ellas saneada y con gran potencial; la otra, algo más debilitada debido a las escaramuzas internas que provocó el intervencionismo de la Administración, así como su alianza con uno de los grupos en quiebra más escandalosos de nuestra tierra.
A estas alturas, cuando ya hemos perdido a las cajas de ahorros a causa de poner al frente de ellas a políticos que solo ha sabido “aprovechar el tiempo para ellos”, la pregunta es: ¿Las cajas rurales que nos quedan actualmente tienen actitudes cooperativas de verdad, como deberían, o se dedican a tiburonear, como lo hace la banca privada, sin que quede en ellas el más mínimo asomo de defensa del cooperativismo, tal y como requerirían los tiempos actuales, a fin de potenciar proyectos y empresas que merezcan un apoyo verdadero?
En breve, vamos a escribir un artículo más amplio en el que profundizar sobre el verdadero papel que deben jugar las entidades que, como las cajas rurales, se dedican al ahorro y al crédito cooperativo, ya que este asunto puede ser de gran importancia para Extremadura y para España en estos tiempos difíciles que parece que se avecinan.

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