Cuaderno Extremeño para el Debate y la Acción

Por Joaquín Sánchez Gallego –

La Unión Europea, dentro del programa Next Generation, aprobó la pasada semana 3 000 millones de euros para el proyecto español PERTE del automóvil eléctrico y conectado y para la recuperación y transformación del sector de la automoción.

Por ello es conveniente hacer una actualización del estado de las soluciones para la diversificación energética de la movilidad sostenible, que justifica y motiva la aprobación de este proyecto PERTE.

Si definimos “vector energético” como el origen de la energía y los procesos de su utilización para que un vehículo (en su contexto más amplio) se mueva, tenemos tres vectores:

1. COMBUSTIBLES FÓSILES
   1. Los motores de combustión tienen los días contados, según se ha señalado en la pasada Conferencia de Glasgow sobre el cambio climático. En 2035 ya no se podrán vender y en 2040 no podrán circular.
   2. El 17 de noviembre cinco gigantes japoneses de la automoción (Toyota, Mazda, Subaru, Kawasaki y Yamaha) se unieron para evitar el fin prematuro de los motores de combustión sobre la base de la solución de hidrógeno como combustible directo en la alimentación motores endotérmicos, la cual está aún en una fase inicial.
2. ELECTRICIDAD
3. Sobre los motores eléctricos 100 % de batería, según el presidente de Toyota, «Los coches eléctricos están sobrevalorados, el sector colapsará». Añade, además, que no habrá energía eléctrica suficiente para un parque solo de vehículos eléctricos, a no ser que se aumenten la fuentes de energías renovables.
4. Sobre los motores eléctricos 100 % con pila de combustible:
   • Se alimentan con hidrógeno verde y oxígeno del ambiente para cargar la batería eléctrica que alimenta al motor eléctrico. El residuo que genera es vapor de agua.
   • Su implantación plenamente operativa tardará todavía varios años, debido a los altos costes de obtención del hidrógeno verde y de su almacenamiento y distribución.
5.  Los motores híbridos
   • Están basados en un motor eléctrico de batería más un motor de combustión.
   • Sin embargo, debido a la presencia de este último, en 2035 ya no se podrán vender y en 2040 no podrán circular.
6. COMBUSTIBLES SINTÉTICOS
   • Son aquellos que dejan una huella de carbono muy baja o nula.
   • Biocombustibles de 1ª generación obtenidos con cultivos que compiten con la alimentación de los seres vivos.
   • Biocombustibles avanzados obtenidos a partir de residuos o biomasa.
   • Biocombustibles de huella negativa obtenidos a partir de residuos o biomasa que capturan el carbono para su uso o almacenamiento con una huella negativa de hasta nueve gramos de CO₂.

CONCLUSIONES

• La presencia del vehículo con cero o bajas emisiones es muy escasa.
• La cuota de ventas del vehículo electrificado en la actualidad es menor del 5 %.
• En 2030 se prevé que sea del 67 %.
• También se espera que en 2025 se igualen en precio y que en 2030 sean un 18 % más baratos que sus equivalentes de combustión.
• El escenario del futuro de la movilidad descarbonizada estará basado en el uso, cada vez mayor, de las nuevas tecnologías en sus diferentes ámbitos.
  • Vehículo eléctrico con baterías de estado sólido, de mayor rendimiento (mayor autonomía) y mayor longevidad, y con pila de combustible (hidrógeno); aunque esta última, más a largo plazo.
  • El hidrógeno como combustible directo y no contaminante en el motor endotérmico de hidrógeno.
  • Mejoras en los motores de combustión sobre la base de nuevos sistemas de inyección, materiales más avanzados en todos sus componentes mecánicos y electrónicos, y filtros y catalizadores para el postratamiento de partículas y gases en el escape.
  • Combustibles alternativos a los fósiles que dejen una baja huella de carbono.
  • Nuevas formas de disponer de un vehículo, como los servicios compartidos de movilidad, los servicios de flota, la compra compartida, el renting, las suscripciones…
  • Transporte público mejorado y más disponible y eficiente.
• Tenemos, pues, todo un futuro por delante con muchos retos e impactos cuya misión crucial es equilibrar la disminución de la huella de carbono en el cambio climático mediante una economía que, al menos, no pierda el ritmo que la sociedad necesita, además de satisfacer las legítimas expectativas de los inversores y demás grupos de interés que apuestan por él éxito de una movilidad sostenible.