Por Santiago González Alonso y Fernando Prieto –

Hoy día ya no es admisible utilizar solo indicadores como el PIB o la renta per cápita para determinar si la sociedad va bien o mal. Son imprescindibles otros indicadores para medir el bienestar de la gente y la sostenibilidad del sistema social y ambiental.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), iniciativa de Naciones Unidas y firmados en septiembre del año 2015 junto con el Acuerdo de París, de ese mismo año, sobre la emergencia climática y la Nueva Agenda Urbana del 2016, constituyen el marco conceptual más idóneo que disponemos para evaluar y analizar los procesos que nos puedan conducir a un futuro más sostenible y, en definitiva, a una mayor calidad de vida y a un mayor bienestar para los ciudadanos, a cualquier nivel geográfico y, por supuesto, en Extremadura: la adaptación al calentamiento global, la protección de la biodiversidad, la descarbonización, la lucha contra la desigualdad, el camino hacia el autoabastecimiento energético (y así conseguir una energía más barata), la participación pública en la toma de decisiones, la rendición de cuentas, la economía circular…
Las citadas iniciativas incluyen docenas de indicadores, agrupados en cuatro grandes ejes: planeta, personas, prosperidad y gobernanza, con el objetivo de medir el progreso de una forma más precisa y más real que aquellos indicadores, puramente económicos, tradicional, universal y abusivamente utilizados. Nuevos tiempos requieren nuevas métricas, y, recordemos, lo que no se mide difícilmente se puede mejorar…
En el informe del Observatorio de la Sostenibilidad denominado “17×17” se cuantificaban más de 200 indicadores de las diecisiete comunidades autónomas respecto a los diecisiete ODS. En ese informe se reflejaba la situación de Extremadura respecto a las otras dieciséis comunidades y quedaban patentes sus grandes fortalezas en temas ambientales, energéticos y de biodiversidad, así como los grandes retos que solucionar, como el empleo, los niveles de renta o los déficits en algunas infraestructuras, algunas tan connotadas como las ferroviarias.
En Extremadura aún se está a tiempo para que pueda convertirse en la primera región que alinea sus presupuestos con los ODS en las acciones que vayan a realizarse de aquí a 2030, que alinea a todos sus municipios con los objetivos de los ODS, que alinea a sus
empresas y tejido productivo con esos ODS. Extremadura posee condiciones de partida, no existentes en otros territorios, para convertirse en el gran laboratorio de los ODS en España. El reto de un futuro mejor lo merece.

Deja un comentario