Algunas reflexiones ante el reciente anuncio de Telefónica acerca del encendido de su red de 5G para el 75 % del país

Por Joaquín Sánchez Gallego –

  • La pandemia de la covid-19 ha acelerado la necesidad de más velocidad y funcionalidad para las teleconferencias, el teletrabajo y los requerimientos de una transformación digital en las industrias.
  • Esta tecnología 5G que se anuncia todavía no está madura en cuanto a las funcionalidades que puede dar a medio y largo plazo. No olvidemos que la infraestructura de fibra óptica es cada vez mayor (95 % del territorio nacional en 2012) y sus prestaciones son similares, o incluso superiores (sobre todo en estabilidad), a las de la 5G.
  • El gobierno todavía no ha sacado a subasta el rango de frecuencias en el que la 5G será más eficaz. Usarán, fundamentalmente, los rangos de frecuencia de la 4G en infraestructura física (torres y antenas), las cuales limitan mucho la cobertura en la 5G, sobre todo en el interior de los edificios.
  • El gobierno no ha regulado aún las normativas técnicas del uso de la 5G.
  • Telefónica ve cómo su competencia, Vodafone, Orange y MásMóvil (es este oden) lo viene haciendo desde 2019 y no quiere quedarse atrás a la hora de llevarse una buena porción del pastel de este nuevo negocio. No puede quedarse atrás y, como los otros, quiere ordeñar la vaca desde el principio, aunque por el momento dé poca leche.
  • Al mismo tiempo genera más negocio para los fabricantes de smartphones (iOS con Apple y Android, junto a todos los demás) al darles la ocasión de lanzar terminales con 5G, siempre en la gama de los modelos más caros.
  • Una vez más, el negocio es el negocio, y el marketing se utiliza para el beneficio de los operadores, no para el de los consumidores.
  • La 5G no será́ rentable para las operadoras de telecomunicaciones hasta que no se incluya el sector de consumo de particulares en sus compradores. Únicamente con los sectores profesionales no salen las cuentas: no dan beneficios importantes para sus accionistas.
  • No compramos lo que más nos conviene ni lo que más necesitamos, sino lo que nos quieren vender. No tengamos más prisas que las realmente necesarias. Quienes sí tienen prisa de verdad son los fabricantes, ya que quieren hacer rentable el negocio que supone la implantación de este producto.

Recomiendo la lectura de mi artículo en Cuaderno extremeño núm. 3 para una explicación detallada de la tecnología 5G y la incertidumbre que crea en el consumidor su uso anticipado.

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