Por Fernando Durán Oliva –
El grupo de organismos que agrupamos en el reino de los hongos es muy numeroso (más de 100 000 especies) y, en general, se caracterizan por su interacción con otros grupos de seres vivos, principalmente con plantas. Por ello, es muy importante conocer cómo les altera el cambio climático que estamos originando con nuestras actividades.
Los estudios que se han realizado hasta el momento indican que los hongos están muy afectados por el estrés hídrico. Las modificaciones derivadas de la crisis climática influyen principalmente en su fenología (periodo de fructificación) y en la producción de cuerpos fructíferos o setas.
En cuanto a los hongos superiores, que tienen interés por su recolección y venta, hay que tener en cuenta que muchos de ellos viven ligados a la vegetación (árboles y arbustos), por lo que son muy sensibles a los cambios que se produzcan en dicha vegetación como consecuencia del cambio climático.
Sabemos que los ecosistemas naturales funcionan por la conexión de múltiples seres vivos y que los hongos juegan un papel muy importante mediante la descomposición de la materia muerta o por sus relaciones micorrícicas. La desestabilización de estas relaciones por la actual subida de temperaturas hará que se generen cambios, incluso a muy corto plazo, originando alteraciones ecosistémicas cuyo desenlace desconocemos.
Recordando el efecto mariposa, todo parece indicar que la suma de pequeños, pero numerosos cambios, propiciará grandes alteraciones en hábitats y ecosistemas. Nuestra especie está jugando a la ruleta rusa con el planeta y no nos estamos dando cuenta de ello.

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